Comunicación Medios de comunicación Pensamiento crítico

La calle y las tecnologías

Estuve ayer en la plaza Sant Jaume -mejor dicho, en sus aledaños porque no se podía pasar de la tanta gente que había-. Me quedé, nos quedamos, contemplando cómo los ciudadanos saben defender en la calle sus derechos y los servicios públicos -es decir, los servicios de todos.

Tuve allí la convicción de que la «calle» cuenta. De que va acontar en este inmediato futuro. Como han contado las plazas en las revoluciones en el mundo árabe. Por eso lleva razón Pisani cuando relativiza el peso de las nuevas tecnologías y de las telecomunicaciones en las rebeliones contemporáneas. Son importantes, pero no determinantes. La presencia sigue siendo importante por delante de la virtualidad. Las calles, las plazas, los espacios públicos reales siguen contando.

Ayer se veía en la concentración de Barcelona -sin duda, un preámbulo-. Las tecnologías de la comunicación son importantes porque la gente que está cerca de los problemas -y los vive y los siente- también los conoce, los sabe y los interpreta gracias a la información que recibe a través de los nuevos medios. Se tenía la sensación en la calle de que los ciudadanos tienden a estar mejor informados que sus dirigentes, tienen más sentido común e, incluso, mejor información. Cualquier eslogan, cualquier pancarta rezumaba más sentido común que la dogmática doctrinaria de los recortes lineales.

Se tenía, también la sensación de que estar en la calle, en una concentración, por ejemplo, no es estar solo expuesto a las inclemencias del espacio público o sujeto al discurso de los grandes medios. Ahora hay algunos sistemas de protección: la gente hacía fotografías, vídeos, narraba por teléfono lo que estaba viendo. Las tecnologías eran su aliado.

Lo que desentonaba en esa manifestación, eran otras cosas: las grandes y pesadas cámaras de las televisiones -tal vez símbolo de su poca capacidad de reacción informativa -que está quedando subordinada a informar y promocionar el fútbol- que andaban perdidas entre la multitud.

Como desentonaba el que la prensa electrónica, pese a twiter, eskup o cualquier otro sistema era más lenta en informar que la misma ciudadanía sobre lo que estaba pasando. ¿Se habrán quedado, tal vez, con tanto ajuste sin fondos para contratar reporteros?

Como desentonaban también los pocos mossos de escuadra que tuvieron que hacer mutis por el foro después de un intento fallido de contener lo incontenible. ¿Quién les mandaba ni siquiera aparecer cuando todo era tan civilizado?

Tuve la sensación y también la convicción de que este movimiento seguirá. La gente sabe -entre otras cosas, a través de los medios- que la corporación política– tiende a buscar el dinero donde no lo hay -en los recortes de empleo, por ejemplo-. Y, sin embargo, no escudriña donde lo encontraría: en el  pozo de la corrupción; en la financiación fraudulenta de los partidios políticos; en la evasión fiscal; en la economía negra; en tantas leyes que se promulgan y no se cumplen; en los desorbitados bonos a los directivos, en las empresas con beneficios que sin embargo, insisten en despedir mileuristas; en los sistemas financieros que despilfarran los fondos de los demás; en el capitalismo de ruleta; en un star system de todo tipo que entretiene al personal… Etc.

Sin embargo, esta sociedad de la información empieza a mudarse. Se aprecia que, gracias a las tecnologías, entre otras, la gente está informada, conoce, sabe, y tiene conocimiento. Y por eso sale y saldrá a la calle. Saldrá informada e informando… Parce que iniciamos la época de los ciudadanos informados pero, también, la de los ciudadanos en la calle.

Y sin embargo, en los «despachos» como sólo hay información virtual y no se pisa la calle siguen pensando en otra cosa. Son seriamente ignorantes de que los ciudadanos están ya informados y también saben salir a la calle. Precisamente aquello que no osa la gente de los despachos.nike air max 2019 paypaladidas Yeezy 350

Añadir comentario

Pulsa para añadir comentario