Pensamiento crítico Sin categoría

Tanto poder en tan pocas manos

Otra vez, EE. UU. en guerra. Lo que significa, otra vez, Occidente en guerra. Y otra vez contra Oriente.

¡Pobre Oriente! Muchos años de opresión y de humillación provocados por naciones o imperios que dicen haberse construido sobre la herencia europea: filosofía griega, siglo de las luces, revoluciones democráticas, progreso científico e industrial… Sin embargo, el resultado visible durante los últimos tiempos han sido las guerras coloniales, la segunda guerra mundial, la destrucción de Afganistán, Irak, Siria, Líbano, Palestina… y ahora veremos qué pasa con Irán.

Los analistas tratan de calcular efectos y riesgos de esta nueva entrada en guerra de EE. UU. Lo hacen con mayor o menor discernimiento delante de una opinión pública europea acostumbrada a medir las guerras y las muertes ajenas en términos de inflación y afectaciones presupuestarias. Pero acostumbrada sobre todo a la insensibilidad e impotencia de un espectador avezado en vivir relativamente protegido por una pasividad inerme e irresponsable. He escrito en el siguiente artículo (publicado por El Periódico) sobre el tema que más me preocupa ahora: el lento ascenso de un nuevo tipo de autoritarismo planetario que está erosionando las democracias y construyendo un nuevo imperialismo. Un nuevo imperilaismo que, como el antiguo, coloniza territorios como Oriente Medio-pero desde la distancia- y que también coloniza nuestras mentes occidentales introduciéndose en nuestras percepciones y en nuestra conciencia.

He aquí el texto completo de mi artículo:

“La invasión rusa de Ucrania, la ofensiva israelí sobre Palestina y, hace apenas unas horas, el ataque de Estados Unidos contra Irán nos obliga a detenernos y reflexionar sobre un hecho muy relevante: nunca el destino del mundo ha estado tan peligrosamente concentrado en tan pocas manos.

La historia nos ha dejado momentos oscuros, pero esta combinación de poder militar, tecnología y decisión unilateral configura un escenario sin precedentes. Estamos frente a una tiranía global de nuevo cuño: una tiranía tecnológica y militar que amenaza con devorar el orden internacional.

Putin, Trump y Netanyahu, por citar los más relevantes, encarnan esta nueva forma de autoritarismo tiránico. Son los rostros visibles de un poder que actúa por encima de las leyes, los parlamentos y las instituciones internacionales. En sus manos está la paz o la guerra, la vida o la muerte de millones, y sus decisiones se toman con una rapidez tan brutal que resulta difícil de medir: ¿semanas, días, horas? En el caso de Trump, ni siquiera necesitó las dos semanas que él mismo prometió para decidir atacar Irán. Le sobraron el 99% de ellas

Estos líderes gobiernan desde la autarquía emocional y política. Se asesoran, sí, pero solo para validar decisiones que ya han tomado. Lo demás es máscara. Actúan por encima de cualquier marco constitucional, de cualquier equilibrio de poderes, de cualquier mínima contención ética. Ignoran las Naciones Unidas, abusan de sus prerrogativas y convierten el estado de excepción —declarado o encubierto— en su hábitat natural.

Hoy, como nunca, asistimos a una ejecución implacable de ese tipo de poder. Se impone el mandato del ego hybris-– sobre el interés común. Se legisla desde el resentimiento, se bombardea desde la arrogancia. Y se mata desde el cálculo político partidista.

Trump dirige el ejército más poderoso del planeta, con un presupuesto anual superior a los 900.000 millones de dólares y más de 5.500 ojivas nucleares operativas. Putin cuenta con casi 100.000 millones y cerca de 6.000 cabezas nucleares. Netanyahu, con 24.000 millones y un arsenal estimado de 80 armas atómicas. Pero su poder no termina ahí: controlan los recursos naturales, el comercio, los servicios de inteligencia, y los medios de comunicación de sus países. Lo manejan todo. Y lo hacen sin control, sin transparencia y con fines personales. El Estado, convertido en botín.

Ningún politólogo serio puede negar ya que estamos ante formas de tiranía modernas, legitimadas por la fuerza y revestidas de propaganda nacionalista/identitaria. Son autócratas del siglo XXI, armados con la tecnología del XXI pero con ambiciones imperiales del XIX.

¿Es esta situación inédita? No del todo. La tiranía ha sido una constante histórica tanto en Oriente como en Occidente. En el siglo XX, dictadores como Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot y tantos otros sembraron el horror en todo el planeta. Se estima que sus regímenes provocaron cerca de 90 millones de muertes, o sea, una decena de hombres fueron responsables de cifras próximas al 2,5% del exterminio humano del siglo pasado.

La gran pregunta es: ¿puede repetirse hoy día una catástrofe similar? Y la respuesta es tan obvia como inquietante: sí, y esta vez podría ser aún peor.

En 1940, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, el gasto militar mundial era de 966 millones de euros, el 3,33% del PIB global. En 2023, ese gasto alcanzó los 2,24 billones de dólares. Y aunque su proporción relativa ha descendido, su cantidad ha aumentado en más del doble, y su capacidad destructiva del armamento —especialmente el nuclear— ha crecido de forma exponencial. El planeta está más armado, más polarizado y expuesto que nunca.

Y hay más. La concentración del poder tecnológico refuerza este panorama. El 87% del valor en bolsa de las 25 mayores empresas tecnológicas del mundo corresponde a firmas estadounidenses. Si sumamos a eso las conexiones personales y políticas entre líderes como Trump y magnates como Elon Musk -o el conglomerado de empresas tecnológicas de Israel- , el resultado es aterrador: una nueva oligarquía tecno militar con capacidad para controlar datos, decisiones y destinos empieza a dominar el mundo.

Frente a este panorama, la democracia, la cooperación internacional y el multilateralismo ya no son solo opciones: son urgencias históricas. Porque si no se equilibra el poder, si no se limita a los que hoy deciden sin límites, la pregunta no es si habrá otra catástrofe global, sino cuándo”.

 

Añadir comentario

Pulsa para añadir comentario